Hace
algunas semanas ha ocurrido un hecho lamentable para la naturaleza y para la
población asentada en la zona. Me refiero al derrame de petróleo en el río
Marañón de la selva del país. Según información que empezó a circular en las
redes sociales, el 25 de enero se produjo una fuga de crudo de petróleo en el
oleoducto de Petroperú, que ha generado uno de los desastres ecológicos más
graves en los últimos años.
Puntualmente
el hecho ocurrió en el kilómetro 441 de la conexión del río Chiriaco, en Villa
Hermosa, distrito de Imaza, en Bagua, provincia de Amazonas. Según los informes
de prensa, fueron aproximadamente 2 mil barriles de petróleo que se derramaron
y esparcieron con la lluvia hasta llegar al río Marañón. El hecho ocurrió a
fines de enero. Lamentablemente los medios nacionales recién a mediados de este
mes se preocuparon por el tema y empezaron a informar.
La
agenda nacional no está interesada en estos casos que a todas luces afecta
terriblemente a la naturaleza a la población de esta zona. La discusión de los
candidatos presidenciales no incluye los temas ambientales, mucho menos a la
población afectada por la contaminación que generan las empresas extractivas,
sean públicas o privadas.
Otro
desastre igual de preocupante es el segundo derrame ocurrido en la zona de
Morona, provincia del Datem del Marañón, región Loreto. En este caso los
perjudicados son aproximadamente 3 mil 500 personas pertenecientes a 10 comunidades.
Estos dos casos de contaminación afecta no solo a la población, sino también a
las actividades agrícolas y a las quebradas o ríos de la zona. Se calcula que
entre los dos derrames habría aproximadamente 8 mil afectados.
¿Pero
qué ha pasado realmente para que ocurra el derrame del crudo de petróleo?
Hasta
el momento existen dos versiones: el presidente del directorio de Petroperú
Germán Velásquez, ha salido a decir que ambos derrames habrían sido por causas
ajenas a la empresa estatal. Sin embargo, frente a esta versión salió a
desmentirlo el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, quien dijo que
“Petroperú no completó el plan de adecuación que lo obligaba a instalar
monitorios inteligentes dentro de los ductos con el objetivo de identificar cualquier
daño potencial en sus estructuras”.
Lo
más indignante es que han contratado a la población para recoger el petróleo,
es decir, que personas sin conocimiento están exponiendo gravemente su salud. Según
las propias versiones de pobladores de la zona, Petroperú “ha ofrecido 10 soles por cada
balde de crudo recogido en la zona derramada, ocasionando que los ciudadanos, incluyendo menores de edad se
involucren en este peligroso recojo.
Según el ministro del ambiente
Pulgar Vidal, “la sanción a los
responsables es igual de necesaria para evitar futuros desastres”. Este
tipo de atentados en contra de la naturaleza no debería repetirse jamás.
Finalmente, ¿Hasta cuándo nuestros gobernantes van a ser indiferentes frente a
estos hechos que atentan contra la naturaleza y la población? ¿Será un tema de
debate entre las y los candidatos a la presidencia de la república estando a
pocas semanas para las elecciones?
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