La propuesta de Ley de Unión Civil, ha sacado
el lado más chabacano de un sector conservador de la sociedad peruana. Ya hemos
escuchado a los que están a favor y en contra de esta Ley que busca la igualdad
de derechos entre todos los peruanos. Y lo más importante es que la igualdad de
derechos entre homosexuales y heterosexuales es reconocida por la nuestra
Constitución y los tratados internacionales que el Perú ha firmado. También los
informes jurídicos de la Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Justicia.
¿Por qué? porque, justamente se tratan de derechos humanos, derechos
fundamentales que deben ser garantizados por el Estado.
Y en la región San Martín ¿cómo estamos
tomando el tema? Nadie se ha pronunciado. Contamos con una organización que
representa a la comunidad LGTBI que es la Asociación Diversidad Sanmartinense. Sería
interesante que los amigos y amigas de esta
organización se manifiesten. Sólo unidos y comprometidos se podrán
conseguir estos derechos legítimos que reclama la población LGTBI. En la región
necesitamos que las organizaciones sociales se pronuncien sobre estos temas.
Pero algo más importante que necesitamos en
San Martín es que la gente abra los ojos y aprenda a indignarse frente la injusticia. Que sea solidaria con el
prójimo, que sea consciente que necesitamos una sociedad más justa, más equitativa. Donde los derechos sean iguales para todos y no sólo
para aquellos que ostentan el poder económico. Necesitamos gente que se la
juegue no sólo por él sino por todos. Sólo así evitaremos salir las calles a reclamar y a exigir derechos.
Sólo así vamos a evitar tanta violencia,
tantos asesinatos que se han vuelto cotidianos.
Es hora que despertemos y nos unamos a las
luchas para lograr un mundo mejor. Es hora de que nos indignemos cuando no se
quieren reconocer los derechos de una minoría que por ser diferentes, que por
amar y desear a una persona de su mismo
sexo tengan que ser humillados, abandonados y hasta asesinados. Es hora de que
los llamados “moralistas” empiecen a entender que somos diferentes, que en una
sociedad tan plural como la nuestra todos tenemos derechos y que deben ser respetados.
Sobre todo aquellos que de moralistas no tienen nada.
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